Iberdrola se suma con enorme satisfacción a la celebración del XX Aniversario del Museo Guggenheim Bilbao –del que es Patrono Estratégico desde su fundación–, mediante el patrocinio de la gran exposición dedicada a la figura de Bill Viola, una de las más relevantes del arte contemporáneo internacional.
El Museo Guggenheim Bilbao ha inaugurado la exposición
Bill Viola: retrospectiva, un recorrido temático y cronológico por la
trayectoria de uno de los artistas más importantes de nuestro tiempo y
pionero en el desarrollo del videoarte. Esta ambiciosa exposición, que
aporta una completa visión del trabajo de Viola y de la evolución del
arte audiovisual como forma artística, está organizada por el Museo
Guggenheim Bilbao y cuenta con el patrocinio de Iberdrola. Interesado
en el misticismo, la poesía y las filosofías, tanto de oriente como de
occidente, Viola empleó las posibilidades técnicas del vídeo como
herramienta en su constante indagación acerca de la condición humana, el
nacimiento y la muerte, o los procesos de cambio, renacimiento y
transfiguración, temas destacados en su obra.
Durante
la inauguración, el jefe del Gabinete de Presidencia de Iberdrola ha
destacado que “el apoyo a esta exposición forma parte también del activo
compromiso de Iberdrola con el arte y difusión. Porque somos
conscientes de la importancia del arte para la sociedad pues se trata de
un elemento clave para conocernos y para transformarnos; es, al mismo
tiempo, un testimonio y una visión; nos ayuda a no perder nuestro pasado
y ganar nuestro futuro”.
La exposición Bill
Viola: retrospectiva se remonta a sus primeras experiencias con el vídeo
e incluye tempranas cintas monocanal como Cuatro canciones (Four Songs ,
1976) y El estanque reflejante (The Reflecting Pool, 1977–79) en las
que su contenido poético aborda ya cuestiones tan importantes como la
noción del tiempo y su deconstrucción, el significado de nuestra
existencia y lugar en el mundo.
En las obras de
la década de 1980, cuando Kira Perov (su esposa y colaboradora desde
entonces) comienza a trabajar con el artista, se centra en reunir
imágenes para ser empleadas en piezas para ser transmitidas por
televisión. Emplea la cámara y objetivos especiales para capturar el
paisaje y grabar imágenes de lo que normalmente se encuentra más allá de
nuestra percepción. Esta etapa también sirve de transición hacia las
instalaciones de los 1990, que ocupan salas enteras y sumergen al
observador en la imagen y el sonido. También comienza a añadir elementos
físicos a sus trabajos. El interés constante de Viola por los temas
espirituales se evidencia en objetos escultóricos como Cielo y Tierra
(Heaven and Earth, 1992) y en grandes instalaciones, como Una historia
que gira lentamente (Slowly Turning Narrative, 1992).
Con
la llegada del nuevo milenio y las pantallas planas de gran definición,
Viola comienza a producir piezas de pequeño y mediano formato en una
serie que tituló Las Pasiones , un estudio en torno a las emociones a
cámara lenta, como Rendición (Surrender ), o que muestran el paso del
tiempo y de las generaciones, como La habitación de Catalina
(Catherine’s Room) y Cuatro manos (Four Hands ), todas de 2001. A estas
obras íntimas le siguen instalaciones monumentales como Avanzando cada
día (Going Forth By Day, 2002), en la que cinco grandes proyecciones
murales que comparten un espacio común invitan a los espectadores a
indagar en sus vidas y en la existencia humana.
Durante
la última década y empleando diversos medios y formatos, Viola ha
seguido mostrando lo fundamental de la experiencia de la vida, algo que
ilustra, de manera elocuente, su empleo del agua en obras como Los
inocentes (The Innocents , 2007), Tres mujeres (Three Women, 2008) y Los
soñadores (The Dreamers , 2013), y su recorrido por el ciclo de la vida
que se inicia en la exposición con Cielo y Tierra (Heaven and Earth,
1992) y concluye con un renacimiento en la obra Nacimiento invertido
(Inverted Birth, 2014).
Iberdrola invita a
conocer, de forma gratuita en horario especial, la exposición 'Bill
Viola: retrospectiva' en el Museo Guggenheim Bilbao:
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Los días 30 de junio y 1 y 2 de julio la entrada será libre de 20.30 a
23.30 horas, fuera del horario de apertura general del Museo.
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La compañía se suma a la celebración del XX aniversario del Museo
Guggenheim Bilbao mediante el patrocinio de esta muestra, dedicada a una
de las figuras más relevantes del arte contemporáneo internacional.
Iberdrola
invitará a conocer, los días 30 de junio y 1 y 2 de julio de forma
gratuita en horario especial, la exposición ‘Bill Viola: retrospectiva’
en el Museo Guggenheim Bilbao, del que la compañía es patrono
estratégico desde su fundación.
Gracias a
Iberdrola, el Museo permanecerá abierto de forma excepcional de 20.30 a
23.30 horas, fuera del horario de apertura general, lo que hará posible
la visita nocturna a la muestra del artista norteamericano, pionero en
el empleo del vídeo y en la exploración de la imagen en movimiento.
La
muestra, patrocinada por Iberdrola, estará abierta al público desde el
próximo 30 de junio hasta el 9 de noviembre y propone un recorrido
temático y cronológico por la trayectoria del artista neoyorkino, que
investiga de manera figurativa y literal los ciclos de la vida, la
muerte y el renacimiento, recurriendo a elementos primarios, como el
fuego y el agua.
Comisariada por Lucía Agirre, la
exposición abarca desde los primeros experimentos con el videoarte que
Viola desarrolló a principios de los años setenta hasta algunas
videoinstalaciones monumentales realizadas en esta última década: Mujer
fuego (Fire Woman, 2005), La ascensión de Tristán (Tristan's Ascension,
2005) o Los soñadores (The Dreamers, 2013), entre otras. De este modo,
se desvelan al espectador los diferentes temas que han sacudido su
dilatada producción.
El recorrido revela, asimismo, la evolución del trabajo del artista a lo largo de 40 años de trayectoria y la transformación de su lenguaje, que coincide con el revolucionario desarrollo de la tecnología y las técnicas audiovisuales, cuyos avances ha ido incorporando de manera progresiva a su producción creativa.