En Sin título (1970), la artista traza de nuevo estructuras basadas en secuencias de números primos. La disposición meticulosa de recuadros y anotaciones escritas, que indican la progresión de estas cifras, configura una cuadrícula compleja. Cada recuadro reseña un número primo, mientras las líneas delimitan distintas subzonas, dando a entender la evolución lógica de la serie. El entramado resultante se asemeja a un diagrama o partitura en el que la información aritmética adquiere una dimensión plástica. El uso de hilo introduce un componente que pone de relieve la dimensión física del proceso, combinando la notación con el volumen. La materialidad del hilo potencia la idea de trasladar la matemática al terreno de lo sensorial.
Ferrer ha sido reconocida, entre otras distinciones, con el Premio Nacional de Artes Plásticas (2008) y el Premio Velázquez (2014), consolidándose como una figura esencial en la vanguardia española. Representó a España en la Bienal de Venecia de 1999 y, a lo largo de su trayectoria, ha realizado importantes exposiciones individuales, destacando la retrospectiva “Todas las variaciones son válidas, incluida esta”, celebrada en el Museo Reina Sofía (2017-2018).