En Habitación natal en Blenheim Palace (1969), Eduardo Arroyo recrea el dormitorio donde nació Winston Churchill, pero introduce un matiz humorístico al imaginar al político británico como un pintor que representa su propia habitación. Este juego artístico alude a la afición real de Churchill por la pintura —un aspecto menos conocido de su figura— y encaja con el habitual uso de la ironía en la obra de Arroyo. El lienzo, desarrollado con un tratamiento puntillista que suaviza los contornos, sugiere así un doble juego: Churchill, el estadista, se convierte en un amateur del arte que observa y plasma la habitación donde nació. El artista español pone así de relieve la construcción del mito y la distancia entre la solemnidad histórica y la experiencia privada. El pintor incorpora referencias literarias, históricas y biográficas para provocar una reflexión satírica sobre el peso simbólico de los lugares y las imágenes consagradas por la memoria colectiva. Además de Habitación natal en Blenheim Palace, Eduardo Arroyo dedicó otras obras al político británico, como Churchill pintor, en la que representa al célebre político de espaldas, con su mítico puro, empuñando un pincel frente a un lienzo.
La trayectoria de Eduardo Arroyo ha sido ampliamente reconocida con exposiciones individuales y colectivas tanto en España como en el ámbito internacional. En 1982 obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas, distinción que propició la organización de una importante retrospectiva en el Centro Georges Pompidou de París, consolidando su posición como un referente de la figuración narrativa.