CO 57 presenta una composición dominada por formas planas de color rojo, púrpura, negro y blanco, que se articulan en grandes planos delimitados por líneas rectas y contornos rotundos. Estas secciones cromáticas parecen superponerse y, a la vez, recortarse entre sí, generando un juego de contrastes y tensiones espaciales. El área central, con figuras circulares y elementos lineales, sugiere una dinámica interna, como si la estructura geométrica pretendiera simular un mecanismo. El contraste entre los rojos y los negros confiere profundidad al conjunto, mientras los tonos más claros destacan zonas que actúan como puntos de equilibrio.
Dentro de la corta pero intensa trayectoria de Equipo 57, CO 57 representa fielmente su ideario de creación colectiva y su vocación transformadora. La repercusión de sus propuestas se dejó notar en la escena artística española, abriendo caminos para el arte abstracto y la reflexión sobre la función social del artista. Pese a su disolución a mediados de los años sesenta, la influencia de estos artistas se mantuvo gracias a exposiciones y retrospectivas que han reivindicado la importancia de su experiencia y su aporte al acervo cultural español. Algunas obras de Equipo 57 forman parte de colecciones institucionales de relevancia, como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía o el Museo de Bellas Artes de Bilbao.