Es difícil hablar de la historia reciente del arte alemán sin mencionar a Anselm Reyle (Tubinga, 1970). Desde sus estudios en la década de 1990 en las Staatliche Akademies de Stuttgart y Karlsruhe, ha trabajado en la vanguardia artística del país. Eso que podría criticarse como “decorativo”, se volvió un rasgo identitario desde sus inicios junto con la exploración incesante de técnicas o el empleo de materiales alternativos como película de PVC, pintura de coches, espejos y luces LED.
Reyle que en la actualidad vive y trabaja en Berlín, experimenta desde los 2000 con materiales reflectantes y de colores brillantes, inspirándose en los deshechos de la cultura de consumo: escaparates de tiendas, luces de neón y vallas publicitarias. Sus vertientes creativas más conocidas —las pinturas de rayas, las esculturas con objetos encontrados y las pinturas de láminas— son el resultado de esta experimentación y donde se enmarca esta obra de la colección Iberdrola. Por otro lado, consciente de su condición de creador, como un simple eslabón de una larga cadena de gestos artísticos, Reyle se apropia de ellos, evocando los clichés asociados a otros estilos y movimientos para exagerarlos y revitalizarlos, realizando una relectura del arte que le precede.
En este sentido durante esos primeros años del recién iniciado siglo, su trabajo se centró en redescubrir y reinterpretar el legado del expresionismo abstracto y el minimalismo, con un toque distintivamente pop usando materiales industriales que unen el vocabulario estético del arte con el del mundo del diseño y la producción masiva. Reyle acentúa con cada gesto, las propiedades de cada una de las láminas resaltando superficies pulidas y porosas, brillantes y mates, vibrantes y planas. Esta combinación de elementos proporciona una textura multifacética en donde los tonos verdes a través de estas técnicas mixtas, producen una composición dinámica y geométrica que refleja su interés por el legado estético del arte no figurativo en un contexto contemporáneo nuevo.
El trabajo de Reyle ha sido ampliamente exhibido en instituciones en todo el planeta y forma parte de colecciones como la del Georges Pompidou en París o la Saatchi Gallery en Londres.