Painting no. 132 alude a la Galería Sonnabend y a Slow Motion de Robert Morris, en un momento clave del minimalismo y la performance. Sin embargo, no hay evidencia de que esta obra se presentara realmente en Sonnabend (Slow Motion fue creada para la exposición Art by Telephone, organizada por el Art Institute of Chicago en 1969), lo que nos remite a la estrategia de Douglas Gordon de mezclar datos reales con invenciones. Gordon convierte el texto en la imagen central, evocando a Morris y la reputada galería neoyorquina, pero dejando en duda la veracidad de la referencia. Como él mismo señaló, su serie evolucionó hacia la superposición intencional de datos, diluyendo la frontera entre verdad y manipulación, cuestionando la función documental del texto y abriendo la pintura a múltiples interpretaciones.
Esta obra se inscribe en el mismo núcleo creativo que Painting no. 74Painting no. 74: Carl Andre – Silence in Münster (1984), también en la colección Iberdrola, reflejando la motivación de Gordon de examinar la historia del arte minimalista y el poder de las instituciones que lo validaron. El conjunto de la serie, planteado en 1992, ilustra la firme voluntad del artista de explorar temas de percepción, memoria y significado, temas que más tarde definirían su obra audiovisual y sus instalaciones. En consonancia con la postura de Ross Sinclair, estas pinturas evitan el estatuto de objeto autorreferencial, para situarse en el plano de la ambigüedad semántica y la construcción cultural. Ese distanciamiento de los preceptos del modernismo permitió a Gordon erigirse como una figura influyente en la escena internacional, hasta consolidar su reputación con el Premio Turner (1996), Premio Hugo Boss (1998) y su presencia destacada en la Bienal de Venecia (1997). Su obra forma parte de los museos más importantes de arte contemporáneo.