En Hojas húmedas Orozco se acerca a una de sus constantes creativas: la contemplación de detalles aparentemente insignificantes, capaces de revelar cualidades estéticas y conceptuales. La imagen capta un primer plano de hojas vegetales cubiertas por gotas de agua o humedad, una de ellas — muerta y amarilla— destacada sobre la superficie verde y brillante de otra, todavía viva, y que en el contexto podría parecer que la sostiene o incluso llora su muerte. El contraste entre la textura tersa de las hojas mojadas y la opacidad de la hoja muerta, de tonos amarillentos, evoca de inmediato la ineludible transformación de la naturaleza. Con la iluminación natural y la proximidad de la toma, Orozco genera un ambiente íntimo y silencioso donde la composición se organiza para subrayar la tensión entre vitalidad y decadencia, o, en otras palabras, para destacar lo transitorio y el ciclo de la vida. Para Orozco, capturar estos matices supuestamente anodinos es una forma de poetizar la realidad, invitando a descubrir cómo la belleza puede encontrarse en todas partes.
La obra de Orozco se ha mostrado en instituciones como el Museum of Modern Art de Nueva York y la Tate Modern de Londres, en donde su compromiso con lo sutil y la atención a los detalles lo han distinguido en la escena del arte contemporáneo.