Concebida como una intervención artística en la fachada de la Torre Iberdrola (Bilbao), Palo de lluvia se basa en la idea de trasladar al edificio la cadencia de una precipitación. Para lograrlo, Ampudia conectó en tiempo real los datos climáticos de Brasilia y Bilbao, de modo que temperatura, presión atmosférica, humedad y viento determinaran la intensidad y la secuencia del encendido de 4.500 luces LED instaladas en la torre. Este diálogo climático estableció un puente conceptual de 9.000 kilómetros entre ambas poblaciones, reflejado en variaciones lumínicas que evocan gotas de lluvia.
La intervención se nutrió de la tecnología y parte del montaje ya utilizados en Switch On, otro proyecto de Ampudia para el mismo edificio. Sin embargo, aquí el foco recae en la metáfora del palo de lluvia —el instrumento musical que, al inclinarse deja caer semillas en su interior produciendo un sonido muy similar al de la lluvia—. Amplificado a la escala monumental de la torre, y automatizado con sistemas digitales, el efecto era visible a lo largo de la fachada, generando un espectáculo que combinaba los ciclos meteorológicos de ambas ciudades.
Su intervención en la Torre Iberdrola, un emblema arquitectónico contemporáneo de Bilbao, refuerza la conexión del arte con los habitantes de la ciudad, a la vez que genera debate y concienciación sobre el cambio climático y la responsabilidad social sobre el clima. La intervención se inscribe en la línea de otras producciones de Ampudia, presentadas en museos y espacios públicos (como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía o el Laboratorio Arte Alameda, en Ciudad de México), con las que ha recibido el reconocimiento de la crítica y del público.